lunes, 17 de octubre de 2011

Empezando por rectificar lo que hacemos mal....

El día de hoy lo voy a dedicar a recordar y reflexionar sobre dos situaciones en las que me he visto muy apurada y realmente lo he pasado mal  entrenando y compitiendo en la montaña.
Por un lado contaré la experiencia que viví en la sierra de La Sagra (Granada) en una carrera que disputamos el año pasado.
Y por otro, una situación que viví hace escasamente dos meses, entrenando por el Maigmó y Catí.
Ambas situaciones las recuerdo de un modo u otro de manera similar, aunque cada una presenta diferencias tanto en situación, momento, lugar,...

CARRERA DE LA SAGRA :
Así empecé, con foto de grupo, contentos, nerviosos, y con muchas ganas de hacer esta carrera.




























Todo indicaba a que esta iba a ser mi carrera y en mi mente no estaba para nada lo de " con llegar a meta estoy satisfecha"...yo iba preparada, a darlo todo, había estado meses preparando la carrera y de sensaciones iba muy contenta y con la seguridad de que podía dar el máximo.
Antes de empezar la carrera, es normal encontrarte nervioso y pues como es típico te entran las ganas de soltar líquido del cuerpo y liberar peso jajaja pues ello fui yo...y que me encontré....con la amiga, la roja...se había presentado sin avisar, sin previo aviso como se diría jajajaja. Bueno no había problema la solución estaba en ir al coche y coger un tampax (casualidad que llevaba uno en la mochila). No le dí ninguna importancia y no se me pasó en ningún momento por la cabeza hacer un cambio de planes a la hora de afrontar la carrera y distribuirme de otro modo el gasto de  fuerzas.
El caso es que empezamos la carrera y yo la empiezo con ganas, a un ritmo alto ( siendo avisada ya por Vicente Peydró, de que ese ritmo de carrera no es el mio, que lo baje) pero yo viendo que las sensaciones son buenas, que mis piernas responden muy bien y que la cabeza va mejor, no bajo el ritmo sino que lo mantengo y llego hasta el primer habituallamiento a buen ritmo. Como es costumbre en mi, no como nada y solamente pego dos sorbos de agua...pues ahora venía la parte del recorrido más larga y en la que poco a poco nos íbamos a ir encontrando con mayor desnivel. Hay que decir que el día era caluroso aunque cuando te quedas quieto a cierta altura y con la sudada que se lleva encima el cuerpo se enfría con rapidez.
Retomando la descripción del recorrido, como iba diciendo, llegué al habituallamiento y afronte la subida con únicamente dos sorbos de agua y un sol que te deshidrataba. Esta subida en un principio es corredera y poco a poco te vas topando con escalones de rocas grandes a las que tienes que cogerte y superar los pasos con dos manos y otras con una buena zancada. La cuestión esque yo empiezo a decaer, la fuerza que había en mi en un principio empieza a notarse negativamente tanto muscularmente como animicamente, pero aún así confío en que más adelante se me pasará y podré recuperar subiendo, por eso continúo sin pararme.
Las sensaciones conforme empiezo a subir van siendo cada vez peores, empiezo a marearme y a tener escalofrios y un dolor abdominal muy fuerte...es entonces cuando me acuerdo de ella (la roja) jajaja y bueno empiezo a entender que la carrera ahora me la tenía que tomar de otro modo y que el primer puesto que llevaba en carrera antes o después iba a dejar de ser mío. La cuestión ahora era acabar la carrera y tratar de encontrarme mejor, pero no cada vez me encontraba peor...una sensación de nauseas constante, frío y un mareo impresionante...los adelantamientos eran ahora constantes, y gente que me veía mal ofreciéndome geles y frutos secos...mi cuerpo rechazaba solido, líquido (había llegado a un punto en el que el mal estar era de tal forma que se había apoderado hasta de mi toma de decisiones). Miré hacia atrás y vi a mi hermano y a dos compañeros de equipo...me animaron y me preguntaron sobre mi estado pero no dramaticé, no quería preocupar y de ningún modo quería que se parasen. Mi hermano si que se quedó conmigo aunque una y otra vez le dije que continuase (tengo que decir que su compañía y ayuda en esos momentos me ayudó muchísimo). Fue él quien avisó al personal de la organización que estaba en un control situado más arriba para que bajasen y me prestasen asistencia.
Lo malo de todo esque estábamos situados a una altura en la que no había sitio dónde poder resguardarnos del aire, los coches no podían acceder hasta allí, y yo tampoco me podía mover, me había quedado sin reservas y  me costaba meterme cualquier cosa a la boca (líquido, geles, sólido) cosa que relentizaba la recuperación y por tanto estaba empeorando mi situación.

 Pero los organizadores me ayudaron a moverme y cuando me encontré algo mejor nos trasladamos hasta la zona de coches que estaba a unos kilómetros montaña abajo, para poder trasladarme hasta la zona de meta. Para mi la carrera había acabado hacía tiempo.
En esos momentos, cuando me encontraba tirada sobre ese terreno rocoso, y con aquel aire pensaba que si no hacía nada nadie lo podía hacer por mí y que de un modo u otro había que hacer algo, moverse, comer y reactivar el cuerpo.
Porque lo que está claro es que como no le metas combustible al cuerpo se queda muerto y la recuperación es mucho más lenta.
El casó fue que lo que pudo haber sido una carrera bonita, divertida, muy disfrutona, se convirtió en una amarga experiencia, pero con mucho jugo que sacar de ella, porque gracias a esta situación las ganas por volver ha hacerla y disfrutarla se quedaron en mi y por supuesto la experiencia me ha hecho conocerme más aún a mi misma.

ENTRENAMIENTO EN MAIGMÓ:

El pasado mes de Septiembre, antes de empezar las clases de la Universidad me fuí a entrenar al Maigmó. Fue un dia caluroso y fue una decisión precipitada (no tenía claro a dónde ir a entrenar hasta el último momento, cuando me encontraba ya con las manos en el volante).
Llegué a la via verde de Agost sobre las 9 y media de la mañana (bastante tarde, por cierto), y me puse a correr hacía el interior de la montaña buscando la Foradá, pasando por un cañón y enlazando una pista que lleva hasta Catí. Llevaba conmigo únicamente un portabotellero con una botella de 1 litro. Paso por la Forada, llego a Catí y subo hasta la caseta de vigilancia, desciendo por el maimonet y cojo la senda de vuelta...antes del descenso me quedo sin agua y me quedaban unos 4km para llegar al coche...pasarían 45min sin beber y es entonces cuando empiezo a encontrarme mal a sentir sensaciones como las de aquella carrera pero esta vez estaba sola, sin agua, sin geles, sin cobertura en el móvil....en medio del monte, yo sabía donde estaba pero nadie sabía donde yo estaba.
Empece a marearme, la boca muy seca, y me toca sentarme porque mis piernas no me dejan avanzar y el abdomen me duele a horrores. Veo que tengo una llamada de mi madre y como tengo en ese momento cobertura la llamo y le cuento lo que me pasa...ella nerviosa me dice que enseguida vienen, y yo una vez cuelgo el móvil me pego la primera boçá, tiro todo el desayuno y líquido, además me entrá el aprentón y allí mismo en la carretera me cae a chorro...una vez todo fuera me quedo bien pero sin fuerzas, muy cansada y con mucho sueño. Decido cerrar los ojos cerca del camino y pasan 45 minutos desde que llamo a mi madre, decido levantarme pero me mareo y conforme avanzo voy perdiendo visión, todo se vuelve blanco y empiezo a preocuparme mucho, pues si no puedo moverme y nadie sabe donde estoy la cosa iba a estar muy dificil.
Así que me desespero, las horas pasan y yo consciente de la lentitud a la que voy se que el agua tardará en llegar. Se me pasa por la cabeza el que no me encontrarán y que allí me íba a quedar yo...estaba muy nerviosa y por mucho que chillase auxilio nada ni nadie me escuchaba. Fue entonces cuando pensé estoy aquí, a tantos metros hay un pueblo con bares, gente...pero aquí no hay ni dios, como puede ser que en ambos sitios haya tanta vida y yo en esos momentos echara en falta lo que muchas veces evito, esa masa de gente que me encuentro habitualmente...Necesitaba ayuda y no la tenía ni la veía por ningún lado.
Fue por un momento como si me hallara en la nada, y me di cuenta de que estaba descubriendo otra faceta del monte. Mi inexperiencia me estaba llevando a temerla, a respetarla,.. y haciéndome entender que el salir a entrenar implica mucho más que el hecho de ponerse a correr y disfrutar del entorno. Hay algo muy importante y que a mi se me pasaba de largo siempre,y es el  hecho del antes y el después de cada entrenamiento, la preparación, la programación y planificación, cuando soy yo la que decide realizar sus entrenamientos. El no hacer las cosas sin tener sentido y sobretodo siempre con cabeza y con el control sobre lo que estamos haciendo.



Pasaron hasta 5 horas desde la última llamada hasta que por fin vi a mi madre. Pude llegar a una casa y pedir ayuda, gracias que la mujer de la casa en ese momento estaba cogiendo unas cosas del maletero del coche, que si no llega a ser así no sé que hubiera pasado, porque la verdad esque mi estado era bastante deprimente...tampoco merece la pena pensar tanto.
La cuestión es que ese día yo no salí preparada para hacer lo que hiche, un rodaje de 3 horas con una botella de 1 litro y con precarias previsiones de nada. El tiempo no acompañaba, las temperaturas eran muy altas y deshidratarse era muy fácil.

Tengo que decir que desde entonces no hay entreno de estas características en el que no lleve una  mochila con agua, azucar, frontal,cortavientos,....toda previsión y prevención es poca, pero siempre hay que llevar algo para salir del paso o al menos intentar pasarlo lo mejor posible.
Experiencias como estas no resultan nada agradables para nadie, pero a veces hace falta que te pasen para rectificar y aprender de primera mano la realidad de las cosas aunque sea a base de bofetones.











1 comentario:

  1. Acabo de descubrir tu blg. Recuerdo cuando me enteré de que estabas perdida y deshidratada por ahí. Cuando colgué el teléfono me eché a llorar. Grité para adentró y en pocos segundos recuperé la sangre fría. Esperaba que de algún modo te hubiese llegado algo de mi energía en ese momento.

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